Dice la tradición que para que una mujer entrada en años consiga marido debe castigar a San Antonio y ponerlo cabeza abajo hasta encontrar a su príncipe azul. En muchas partes del mundo se tiene la creencia de que el santo puede llevar a las solteras a los brazos del ser, pero para que San Antonio de Padua haga caso de la solicitud de la casadera, ésta debe de traer consigo trece monedas de la misma nominación, para ofrecerlas a una figura de San Antonio colocadas "de cabeza". Posteriormente la mujer en edad de merecer tiene que dar trece vueltas a la figura, encender una vela y rezar una oración, que dice:
"¡Oh! glorioso San Antonio, santo de mujeres, no te estés haciendo pato y consígueme un marido aunque te tardes un rato. Mira que ya no resisto este loco afán de amar, atiende San Antonio mis ruegos que no me quiero quedar.
No te pido un guapo mozo, ni lo quiero con dinero. Sea un feo o andrajoso o hasta un simple ranchero. Tampoco quiero exigirte un flamante diputado, sino un humano cualquiera, sea solo, viudo o divorciado. No me importa que esté picado, que sea cojo o esté ciego, pues si tú así me lo das yo lo acepto desde luego. Escúchame Toño mío, óyeme santo glorioso, consígueme un baboso que se atreva a ser mi esposo".
Luego entonces, Carpy es un candidato ideal, chicas. Nosotras les facilitamos el trabajo para que no tengan que andar incomodando a San Antonio que tan ocupado debe estar.

No hay comentarios:
Publicar un comentario